Es del conocimiento general, que el planeta atraviesa por el peor momento climático, y es que la contaminación, y poca contribución de los sistemas industriales y el consumo masivo e indiscriminado de ciertos materiales, vienen acabando con la vida saludable del entorno.
Las alternativas aparecen como una tímida contribución al gran daño que la modernidad nos ha ido imponiendo.
Bajo este escenario ha ido ganando terreno la construcción de edificaciones bajo el estándar pasivo, que promete una eficiencia energética muy deseada desde el punto de vista económico y ambiental.
Passivhaus
El tipo de construcción pasiva, fue creada en los años 70 en Alemania, y se ha ido extendiendo y perfeccionando gracias al seguimiento, estudio y vigilancia del instituto passivahus.
Este estándar de construcción cumple con unas especificaciones técnicas, que cumplen con instalación de materiales de aislamiento, cierre de puentes térmicos, estanqueidad del ambiente interno, sistemas de ventilación e intercambio de aire interno.
Estas consideraciones colaboran con la disminución del requerimiento energético de la vivienda, y junto con la ubicación estratégica y el aprovechamiento de los recursos ambientales, como son el sol y las corrientes de aire, logran convertirse en un gran aliado en la conservación del planeta.
Calentamiento global, ¿cómo ayudamos?
Cuando se requiere menor uso de combustibles fósiles en tareas de calefacción, estamos contribuyendo, y la menor emisión de gases contaminantes que provienen de este uso protege nuestro entorno local y mundial.
Del mismo modo, estamos contribuyendo con el ambiente, cuando disminuimos el consumo de la energía eléctrica, que proviene de sistemas hidráulicos y que se hacen cada vez más costosas.
Este menor uso de energías se logra a través del aislamiento que se instala en los muros, fachadas y cubiertas, y que impiden la influencia de la temperatura externa, en el interior de la vivienda.
Adicionalmente, si en la construcción de la casa pasiva, se ha previsto la instalación de paneles solares, tendremos una alternativa energética y de fuente natural inagotable, para usar en los momentos que así lo requieran.
El sistema de ventilación, que está previsto en la construcción pasiva, limpia el ambiente interior de todo contaminante propio del uso doméstico y la vida cotidiana, pero antes de expulsarlo al exterior, realiza un filtrado de sustancias tóxicas, co2 y demás impurezas, para no dañar al ambiente local.
La ubicación estratégica, en un determinado entorno, le permite emplear la luz solar como sistema de iluminación por más horas del día, y el paso y entradas de corrientes de aire natural, que enfría o calienta al ser filtrado y aclimatado a través de los sistemas de ventilación.
Las ventanas que se utilizan en la construcción pasiva, poseen unas características de varias capas para evitar el paso de la energía térmica del sol, y esto es muy apreciado en los intensos veranos de nuestro país.
Conclusión
La construcción de edificaciones bajo el estándar pasivo, nos regala una fabulosa contribución a la conservación ambiental, favoreciendo al planeta.
Por estas razones se recomienda ampliamente la adecuación e implementación de estos elementos constructivos, que nos llevaran a obtener un mejor entorno, y dejarles el mejor legado posible a nuestros descendientes.