Cuando oímos hablar por primera vez del estándar Passivhaus nos surgen muchas dudas. Una de las más comunes es la pregunta de si merece o no la pena certificar nuestro edificio o nuestro componente.
El estándar Passivhaus o Casa Pasiva no es una marca registrada, es un estándar de construcción de edificios de alto confort y muy bajo consumo energético basado en aplicar conceptos de física al diseño de nuestros edificios. El resultado es una construcción de elevada calidad que los usuarios disfrutan desde el primer día. La información sobre los criterios para cumplir el estándar y la metodología de trabajo a seguir está a disposición de todos de forma gratuita en internet.
¿Entonces por qué recurrir a una certificación privada?
En la actualidad el Edificio de Consumo Casi Nulo o el estándar Passivhaus ya se ha abierto un hueco en el mercado inmobiliario español. Son muchos los promotores, propietarios y administraciones que han comprendido que hacer otro tipo de edificio pertenece al pasado y deciden invertir en calidad Passivhaus. Comienzan a recorrer un camino en el que se topan con una primera barrera que es la falta de conocimiento en la materia de los profesionales del sector. Esto conduce a sobrecostes en el proceso de construcción y mucho peor, a edificios que no cumplen con las prestaciones deseadas. Hacer un edificio de “éstos” es fácil, pero la transformación que implica en los procesos de trabajo de profesionales y empresas no es inmediata.
En este contexto la certificación juega un papel fundamental tanto para el promotor como para los técnicos involucrados en el proyecto como herramienta de control de calidad. El certificador acompaña al equipo desde la fase de diseño aportando su experiencia revisando todo: proyecto, cálculos y ejecución. Esta revisión tiene como objetivo detectar posibles errores en el momento en el que todavía pueden solucionarse sin sobrecoste.
En el siguiente link puede descargarse la guía en inglés sobre el proceso de certificación de edificios donde se explica de forma más detallada el proceso: http://passivehouse.com/03_certification/02_certification_buildings/09_guide/09_guide.html
Pero cuando hablamos de certificación como control de calidad no nos referimos solo a edificios. También pueden certificarse componentes: ventanas, sistemas de fachadas, máquinas de ventilación, bombas de calor, vidrios e incluso sistemas constructivos completos. Los fabricantes someten a sus productos a este riguroso control para poner a disposición de técnicos y promotores información detallada y transparente sobre sus prestaciones. De esto saben mucho las empresas que constituyen el Consorcio Passivhaus. Muchas de ellas ya tienen en el mercado productos certificados o en proceso de certificación, diseñados para responder a las necesidades de un edificio Passivhaus en los distintos climas de España.
Entonces a la pregunta de si merece la pena certificar la respuesta es rotunda: SÍ. El coste es mínimo y las garantías son máximas. El valor añadido de la certificación Passivhaus es indiscutible, ha sido testado durante años en cientos de edificios en todo el mundo y nos ayuda a realizar esta transición hacia el Edificio de Consumo Casi Nulo bajo estándar Passivhaus con total confianza.