Uno de los elementos clave de un edificio es la envolvente. No sólo porque es su principal elemento visual exterior y el que le confiere su carácter e identidad, sino porque además es responsable de la salud, confort y bienestar de sus ocupantes.
Denominamos envolvente de un edificio a las partes que delimitan el espacio interior habitable del exterior. Pudiendo ser ese exterior: el aire exterior, el terreno, otro edificio adyacente o incluso espacios interiores no habitables.
Los principales elementos que la conforman son:
- cubiertas
- suelos
- fachadas
- partes opacas
- partes transparentes
Está constituida de aquellas partes con las que el edificio se relaciona con el exterior, obteniendo ventilación e iluminación, pero que suponen una variación sustancial en la homogeneidad de la protección térmica y acústica que ofrece un cerramiento opaco.
Por eso es de especial importancia la definición de los parámetros de eficiencia energética que aplicamos al cerramiento de los huecos, ya que de esta forma se intenta equiparar la capacidad de generar bienestar interior en todos estos elementos.
Entre los parámetros de eficiencia energética aplicados al cerramiento de huecos podemos destacar en el diseño: el número de huecos, la orientación, el tamaño, la ubicación y el sombreamiento.
En este sentido, y siguiendo las directrices europeas, el artículo 15.1 del Documento HE del CTE, plantea como Exigencia Básica HE1 la limitación de la demanda energética de los edificios basada en las características y capacidad de la envolvente y de los elementos que la componen.
La limitación en la demanda energética de los edificios es la gran finalidad última de los 5 principios de construcción Passivhaus. 5 principios que terminan todos engarzando con el cerramiento de huecos, es decir con la ventana, ya que es el punto más crítico. Y con los que se pretende dar continuidad homogénea a las prestaciones de la envolvente tanto en las partes opacas como en las partes trasparentes (huecos).
Estos 5 principios Passivhaus aplicados a la envolvente transparente suponen:
- Aislamiento térmico muy alto
- Trasmitancia térmica de la ventana U<1, sumando marcos, vidrios e intercalarios.
- Libre de puentes térmicos
- Colocación de la ventana dentro del muro dando continuidad al aislamiento y cuidando la instalación y el sellado
- Hermeticidad
- Tanto la ventana como la instalación y el sellado
- Sistema de ventilación con recuperador de calor
- Diseño de ventilación en ciertos momentos con aperturas de ventanas (Free-cooling en climas cálidos)
- Ventanas de altas prestaciones
- Incluyen todo lo anterior
La limitación en la demanda energética de los edificios que plantea el estándar Passivhaus a través de sus 5 principios hace descansar una parte muy importante de esa limitación en las posibilidades de eficiencia enérgica que la envolvente transparente puede aportar, y que muchas veces son subestimadas por profesionales y usuarios finales.
De esta forma, una ventana con triple acristalamiento, diseñada para construcción Passivhaus teniendo en cuenta todos los parámetros de eficiencia energética anteriormente enumerados, reduce más del 70% las pérdidas de calor en comparación con la de doble acristalamiento y un 90% en comparación con un vidrio simple.
Por lo que únicamente si tomamos en consideración desde el momento inicial de plantearse cualquier acción sobre la envolvente de nuestra edificación los dos factores relevantes que hemos mencionado anteriormente: 1) la definición de los parámetros de eficiencia energética que aplicamos al cerramiento de los huecos y 2) la consideración de los 5 principios Passivhaus, podremos conseguir su adecuado funcionamiento, consiguiendo la continuidad de sus prestaciones y cumplir así los requerimientos de salud, bienestar y confort que tanto el CTE como el propio usuario demandan.