A la hora de analizar el concepto Passivhaus, ¿Qué debemos tener en cuenta? ¿A qué aludimos cuando nos referimos a una vivienda pasiva?
Entrevista a Josep Castellà Vilà Vocal de la Junta Directiva del Consorcio Passivhaus y Responsable del Comité de MK y Comunicación vía pisos.com.
Se denominan viviendas pasivas aquellas que casi no demandan energía, es decir, que requieren hasta ocho veces menos electricidad o gas para funcionar que una casa estándar. Estas, en forma pasiva, con aislamientos continuos de gran espesor, productos de altas prestaciones y una envolvente térmica de gran hermeticidad y sin lugar a descompensaciones energéticas, logran aportar confort óptimo a la vez que se refuerza el compromiso con el planeta dada la reducción de emisiones de CO2 a la atmósfera.
Y todo ello con la pertinente certificación del estándar Passivhaus ya que no todas las casas pasivas cumplen estas exigencias. El concepto de casa pasiva se está utilizando cada vez más, pero debemos en cuenta qué significa una casa pasiva de verdad a la hora de construir o rehabilitar, no vale con llamar casa pasiva a cualquier mejora energética.
¿En qué se diferencia de una vivienda “ordinaria” (materiales, procedimientos, características físicas…)?
Las casas pasivas debidamente certificadas utilizan los recursos de una arquitectura muy bien estudiada para lograr una eficiencia energética muy superior a la construcción tradicional. La poca energía que necesita una casa pasiva para funcionar, en algunos casos podría llegar a ser proporcionada por nuestro propio calor corporal, el sol, los electrodomésticos o el buen control de la luz solar, así como de la orientación de la vivienda.
Las construcciones Passivhaus se rigen bajo cinco preceptos básicos: el aislamiento térmico, hermeticidad, la ventilación controlada con recuperación de calor, la ausencia de puentes térmicos y ventanas de altas prestaciones. Estas viviendas tienen entre 15 y 20 veces menos infiltraciones de aire indeseadas con relación a una vivienda tradicional.
¿Cómo se está implantando en España este tipo de inmuebles?
En los últimos años ha habido en España un aumento significativo de las construcciones Passivhaus certificadas, por lo que podemos decir que estamos en un buen momento y seguimos creciendo. Las casas pasivas comenzaron a ser realidad en nuestro país en el año 2009. Recordemos que los inicios de este estándar fueron en Alemania a finales de los años 80, y Andalucía y Cataluña fueron pioneras en construir los primeros proyectos.
Después, País Vasco y, muy especialmente, Navarra se posicionan como referentes en la construcción Passivhaus, incluso desde la parte institucional, hasta el punto de construir vivienda social bajo este estándar. Hoy en día, lo que empezó con construcciones de viviendas unifamiliares, es una realidad en vivienda residencial, hoteles, hospitales, residencias de ancianos y oficinas. En todas las comunidades de España existen ya numerosos edificios Passivhaus, excepto Ceuta y Melilla, que aún no se han estrenado, aunque ya hay algún proyecto en mente.
A pesar de esta buena situación actual debemos seguir haciendo pedagogía para seguir concienciando a la gente de lo importante que es poseer un entorno eficiente para ganar en confort, bienestar y a la larga en salud.
¿Qué países nos llevan la delantera en este sentido? ¿De quién hay que aprender?
Alemania sigue liderando el ranking de construcciones Passivhaus. Es lógico, pues es la cuna del movimiento y donde nació este el estándar de edificios de consumo de energía casi nulo. Allí la consciencia de eficiencia y sostenibilidad está más que establecida en la mente del consumidor y del constructor. Le siguen Austria, Francia, Reino Unido, EE.UU. y Canadá entre los más destacados.
Desde su punto de vista, ¿cuáles son las principales ventajas que este tipo de inmuebles aportan a los usuarios?
El Passivhaus es una herramienta que nos permite comprobar que nuestra vivienda se ajusta a unos parámetros de rendimiento determinado eficientes y saludables. Estos indicadores atienden al consumo anual de la construcción en calefacción y refrigeración, a la demanda máxima de energía en un momento puntual, y al volumen de infiltración de aire exterior.
El cumplimiento de estos garantiza el máximo confort térmico y acústico y el mínimo consumo energético, lo cual se traduce en la erradicación de la pobreza energética. Además, los inmuebles Passivhaus exigen unos niveles adecuados de ventilación que van acompañados de sistemas de filtración para así obtener una calidad del aire mejorada. Todo ello supone grandes ventajas para los usuarios, para su calidad de vida y para su bolsillo.
¿Qué relación guarda el hecho de tener una “casa sana” y la posibilidad de que sus residentes puedan disfrutar de una vida mejor?
¡Toda! Ya que hoy más que nunca es un buen momento para hablar de Edificios de Consumo Casi Nulo y de Passivhaus. Este trágico momento que nos está tocando vivir, con una terrible pandemia que se está llevando por delante la vida de miles de personas, nos ha metido a todos en nuestros edificios muchas más horas de las que acostumbramos llegándose a instalar en muchos sectores el teletrabajo. Esto nos motiva, aun más, a seguir trabajando por conseguir que haya edificios más saludables, más confortables y que no tengan apenas consumo energético. Necesitamos cuidar nuestra edificación para que nuestros edificios cuiden de nosotros cuando más lo necesitemos.
Desde el punto de vista económico, ¿qué beneficios aporta una Passivhaus a sus propietarios?
Las viviendas Passivhaus reducen el consumo de energía relacionada con el ajuste de la temperatura hasta un 90%, un porcentaje que dependerá en gran medida de las características climáticas del área geográfica donde está situada la casa.
¿Y su coste? ¿Hasta qué punto es más elevado que una vivienda de obra nueva “ordinaria”?
Un diseño y construcción Passivhaus aumenta los costes de construcción en torno a un 10-15% respecto a una vivienda tradicional. Una parte importante de este aumento será el trabajo de diseño extra y el cuidado en la ejecución que una construcción así requiere. Este sobrecoste se ve rápidamente amortizado por el ahorro energético característico de este tipo de proyectos, dada la baja demanda energética que tienen. De todos modos, todo depende mucho de los materiales utilizados y en numerosos casos se puede llegar a construir Passivhaus sin prácticamente incremento de coste.
¿Qué haría falta, desde su perspectiva, para dinamizar este mercado?
La normativa europea en relación con los edificios de consumo casi nulo ha ayudado mucho a acelerar la llegada al mercado convencional de este tipo de construcción a España. Los que llevamos muchos años trabajando en este sentido, estamos satisfechos porque somos conscientes de que el esfuerzo está mereciendo la pena, aunque también lo somos de que estamos en los primeros kilómetros del camino y que aún queda mucho trabajo y mucho camino que recorrer.
El estándar Passivhaus ha sido fuente de inspiración en muchos países de la UE para la elaboración de sus reglas de construcción y se ha utilizado como guía base para la regulación europea sobre ECCN; por tanto, como estándar de construcción que ha demostrado sus virtudes a lo largo de los años en diferentes localizaciones, climas y que no limita soluciones constructivas, es el espejo ideal en el que mirarse para conseguir un parque edificatorio eficiente, respetuoso con el planeta y que cuida de sus usuarios. ¡Sigamos por esta senda!