En la actualidad, las novedosas tecnologías que se orientan a la sostenibilidad se convierten en la base fundamental que caracteriza la presencia de las viviendas inteligentes.
En este sentido, se trata de unas edificaciones que se orientan a ofrecer el máximo confort a sus usuarios y residentes, al mismo tiempo que cuenta con el mínimo consumo energético.
Esto quiere decir, que sus características principales guardan una estrecha relación con un respeto por el medio ambiente.
Entre otros detalles, en su construcción se cumple con el aprovechamiento de los recursos disponibles, con el enfoque principal de obtener una reducción del consumo de energía.
La idea es que esta disminución se traduzca en el corto o mediano plazo en una ventaja económica al reducir los gastos efectuados en las facturas de agua y luz.
¿Cuáles son los conceptos que son una prueba inequívoca de una edificación inteligente?
Ubicación
Es una decisión fundamental en el momento del diseño y establecimiento del inmueble En la medida de lo posible, una buena ubicación toma en cuenta el aprovechamiento máximo de los beneficios de la luz natural.
Pero, no solo se trata de la luz. Una buena ubicación influye de manera notable en la ventilación y considera todas las condiciones que le ofrece el entorno y que pueda lograr como un efecto directo el agregado de la eficiencia energética.
En este sentido, al idear la ubicación de los inmuebles, se tiene la mejor oportunidad de lograr una óptima eficiencia energética, utilizando climatización natural.
Vínculo amable con el planeta
El ser humano siempre debe orientar sus acciones en conservar una relación de armonía con su entorno. En este sentido, a su paso por el planeta debe procurar el mínimo deterioro, enfocándose en una relación de respeto.
Por esta razón, cuando el diseño y planificación de las viviendas se esmera en tomar en consideración el incorporar el máximo de elementos naturales posibles, se obtiene como resultado personas más creativas y con mayor productividad.
En este sentido, las cubiertas ajardinadas o cubiertas verdes se convierten en la mejor muestra de lo que significa cuidar una relación de armonía con el medio ambiente.
Estas cubiertas, que de manera habitual se instalan en las azoteas, cubiertas o terrazas se emplean además del elemento decorativo evidente y de actuar como climatizador natural, también sirven para recolectar el agua de la lluvia, evitando su evaporación.
Esta agua recolectada se emplea para riego y mantenimiento de las mismas plantas y si se le aplica un tratamiento mínimo, se convierten en aptas para el consumo humano.
Tipos de energías empleadas
El uso de energías renovables se ha convertido en tendencia mundial, eliminando o descartando de manera paulatina el empleo de energías fósiles, de las que el transcurrir de los años han evidenciado el grave daño que causa en la capa de ozono, con las partículas de CO2.
Uno de los ejemplos de este tipo de energía la constituye la instalación de paneles solares, que permiten aprovechar la luz del sol, transformándola en una energía que satisface con amplitud las necesidades de los inmuebles.
Además de estos paneles, otros elementos que pueden guardar el excedente de energía y usarlas cuando sea necesario son las turbinas hidráulicas y los aerogeneradores.
Aislamiento
En este caso, es un indicador tan fundamental para determinar la presencia de una vivienda inteligente que se ha promulgado una regulación de estricto cumplimiento al respecto.
Estas normas exigen en la construcción de nuevas edificaciones llevar al mínimo el consumo energético. Por otra parte, es importante conocer que al definir aislamiento, se incluye, las fachadas, puertas, ventanas, suelos y techos.
Quiere decir, que en todos esos elementos se debe tener la garantía que no presenten fugas ni de calor, ni de frío.
Para resumir, la presencia de estos elementos constituyen los indicadores principales de la presencia de una vivienda inteligente.
