La crisis de energía que atravesamos a nivel mundial, unida a la contaminación galopante, y de la que parece que no todos somos conscientes, están haciendo mella en el planeta, y afectándonos a todos.
En el mundo de la construcción se han ido desarrollando estrategias que intentan contrarrestar esta crisis medioambiental. Están enfocándose en satisfacer las necesidades de confort, y cobertura energética.
Acá enclava de manera perfecta el estándar de construcción pasiva, que combina los elementos de ubicación en el ambiente, y el máximo aprovechamiento de las energías de fuente natural.
Cuidan los detalles de hermeticidad y aislamiento, sistema de ventilación adicional y energías naturales, para mantener las condiciones de habitabilidad más confortables, sin causar impacto negativo en el planeta.
El sol
Cuando tenemos a nuestro alcance la fuente de calor y energía natural más grande y eficiente de todas, como es la energía solar, solo nos resta idear una estrategia de aprovechamiento, que nos permita potenciar, y mantener reservorios de esta, para los momentos de menor presencia.
Las cosas pasivas emplean esta gran fuente energética, para lograr la máxima eficiencia en iluminación y temperatura interna, transformándola, y aliándose de estrategias tecnológicas que favorecen la sostenibilidad y confort para sus habitantes.
Sostenibilidad
Las edificaciones que se construyen bajo el estándar pasivo han sido pensadas para brindar a sus usuarios un espacio confortable, al tiempo que se ahorra energía y dinero, especialmente cuando se compara con el suministro de una vivienda convencional.
En estas construcciones se considera primordial la conservación y promoción del mejor estado de salud, de la mano de una máxima eficiencia y sostenibilidad de los recursos necesarios para el confort con el paso del tiempo.
Las construcciones pasivas están basadas en un método de construcción que piensa en la salud y el confort de quienes habitan, junto a una eficiencia y sostenibilidad.
Antes del diseño, cada una de estas viviendas estudia el clima de la zona, para tener en cuenta factores como días de sol, de lluvia y el medio exterior a la construcción, para favorecer las condiciones internas, de la mano con la naturaleza.
Estas viviendas priorizan la luz solar, tanto para calentar como para iluminar las estancias, lo que supone un ahorro de energía de hasta un 90 %, lo que representa un consumo energético casi nulo si lo comparamos con una edificación convencional.
Energía y más
Además del ahorro energético, la construcción de una vivienda Passivhaus, busca generar un menor impacto ambiental en su fabricación, en su construcción y en su uso posterior, frente al impacto generado al medioambiente por las edificaciones convencionales, las cuales representan alrededor del 40 % del consumo de energía en general.
Tampoco debemos olvidar el beneficio social de estas viviendas, ya que, gracias a su renovación de aire, la incidencia de la luz solar y el empleo de materiales naturales, ayudan a prevenir enfermedades respiratorias y a mejorar la calidad de vida de las personas que las habitan.
La salud humana es un reflejo de la salud de la tierra, por eso las casas y edificaciones levantadas bajo el estándar pasivo buscan todo para cuidar y mejorar nuestro planeta, y así ir dejando la herencia de edificios que nos cuiden, y que podamos cuidar.
