Las construcciones pasivas han ido ascendiendo en la preferencia del mundo de la construcción.
A pesar de que puede considerarse una técnica constructiva costosa, son muchas las ventajas que se le atribuyen y que han contribuido a colocarla en lugar preferencial.
Una de las características que más beneficios se le atribuyen, dentro del estándar de construcción, es el sistema de aislamiento que se precisa para ser certificada como construcción pasiva.
Aislamiento passivhaus
Está prevista la instalación de materiales aislantes en los muros exteriores, fachadas y cubiertas de las edificaciones, para disminuir el impacto de los elementos climáticos en el interior de las viviendas.
El sistema de aislamiento prevé la absorción de la temperatura, en ambos extremos, evitando que esas variaciones térmicas sean transmitidas al interior de las habitaciones de los edificios.
Este sistema aislante, disminuye el empleo de energías diferentes a las naturales, para adecuar la temperatura en ambientes internos.
El abuso de la energía eléctrica tradicional, en el encendido de acondicionadores de aire en verano, o el empleo de gas natural o propano, para hacer funcionar las calefacciones en invierno, son alternativas desechadas, o llevadas al mínimo necesario.
Más allá de la temperatura
El aislamiento pasivo, además de mejorar el confort térmico, y eliminar la dependencia de energías dañinas para el planeta, también permite percibir otros beneficios.
El impacto de ruidos provenientes del exterior se ve disminuido, y mejora la calidad de vida de los habitantes de edificaciones enclavadas en zonas urbanas con alto ritmo comercial y vehicular.
Así mismo, no permite la entrada de olores desagradables, ni elementos contaminantes que viajan en el aire, y penetran en nuestros hogares a través de rendijas y fallas de la envolvente.
Protección al edificio
Las técnicas que proporcionan el tan ansiado aislamiento, termina siendo un factor de protección a la construcción misma.
El sistema aislante impide que las fluctuaciones de la temperatura resquebrajan el acabado de muros y cubiertas, y se ocasionan fisuras y grietas en los materiales externos.
Por esas grietas se penetra la humedad, y se inicia una proliferación de moho y hongos, que enferman la edificación. Esto no sucede gracias a los materiales aislantes que se instalan.
De igual manera las fachadas quedan inmunes a las salpicaduras de las lluvias, y penetración de otras fuentes de humedad, que alteran incluso las estructuras internas que dan estabilidad a la construcción.
Protección al individuo
Todos los beneficios enumerados en líneas anteriores, van a contribuir al bienestar y confort de los habitantes de estas construcciones.
Al regular la temperatura, se impiden los padecimientos propios del calor y frio excesivo, como son enfermedades de la piel, síndromes alérgicos y reactivos del sistema respiratorio, golpes de calor e hipotermia, por mencionar algunos de ellos.
La eliminación de olores desagradables, y smog, lleno de co2 y gases contaminantes de los vehículos, además de mejorar el aroma de tu vivienda, impide que los habitantes se enfermen por la inhalación de toxinas.
Por todas estas especificaciones, es sistema de aislamiento previsto en el estándar de construcción pasiva, constituye más que un gasto, un gran beneficio.