HACIA EL MODELO DE ECONOMíA CIRCULAR
La sostenibilidad y la atención a una economía más favorable a la protección de los recursos ambientales, ha estado en los últimos años cada vez más en el centro de numerosos proyectos e iniciativas, incluso al nivel de las más altas esferas institucionales. Por eso desde el 2020 la Economía Circular se ha convertido en un modelo que cada vez está más de moda entre los países de la Unión Europea, empeñados en poner en marcha una nueva agenda de medidas ad hoc para salvaguardar el planeta de todos los residuos en los que nos estamos ahogando, debido a diversos factores como el aumento de la población, la escasez de materias primas y la evolución de los procesos productivos.
Actualmente nos enfrentamos a un aumento constante de la demanda de materias primas y, al mismo tiempo, a una alarmante escasez de recursos: muchas de las materias primas y recursos esenciales para la economía son limitados, pero la población mundial sigue creciendo y, en consecuencia, aumenta la demanda de estos recursos, que debemos recordar que se acaban y no se regeneran fácilmente.
¿Qué es la economía circular y cuales son sus principios?
Definición de economía circular:
Según la definición de la “Ellen MacArthur Foundation” – lleva el nombre de su fundadora y presidenta, Ellen MacArthur, quien en 2009 interrumpió su carrera náutica para dedicarse a tiempo completo a su lucha por el medio ambiente- la economía circular “es un término genérico para definir una economía diseñada para poder regenerarse a sí misma. En una economía circular los flujos de materiales son de dos tipos: los biológicos, susceptibles de ser reintegrados a la biosfera, y los técnicos, destinados a ser revalorizados sin ingresar a la biosfera”.
Se basa en las 3 R:
- REDUCE: es la base del concepto de circularidad y[MVR1] se trata de reducir el consumo de materias primas, diseñando productos con obsolescencia a largo plazo y mantenimiento simple, con menores costos.
- REUSE: la reutilización de materias primas es el primer gran ciclo de vida de los productos, para no perder esa energía gastada para generar ese mismo producto.
- RECYCLING: último paso para recuperar el material.
La Economía Circular es, por tanto, un modelo de producción y consumo que implica compartir, prestar, reutilizar, reparar, reacondicionar y reciclar materiales y productos existentes durante el mayor tiempo posible. El objetivo es alargar el ciclo de vida de los productos, contribuyendo a minimizar los residuos: una vez que el producto ha terminado su función, los materiales que lo constituyen se reintroducen, en la medida de lo posible, en el ciclo económico. De esta manera es posible reutilizar continuamente dentro del ciclo de producción, generando más valor.
¿Por qué es necesaria la transición a una economía circular?
Nunca como en los últimos años ha existido la necesidad de hablar de otra cosa, precisamente porque el actual modelo económico productivo se encuentra ahora saturado, a punto de ser reemplazado. Las iniciativas actuales de apoyo a la eficiencia energética, que trabajan para reducir los recursos y la energía fósil consumida por unidad de producción, por sí solas pueden retrasar la crisis del modelo económico, pero no son suficientes para solucionar los problemas dados por la limitación de los stocks de materia prima. Es necesaria, por tanto, la transición del modelo económico lineal al modelo circular, que considerando todas las fases -desde el diseño, a la producción, al consumo, hasta el destino final de la vida- sepa aprovechar cada oportunidad para limitar el desperdicio de material y energía entrante y así como minimizar los desperdicios y pérdidas, prestando atención a la creación de nuevo valor social y territorial.
Virginijus Sinkevičius, comisario europeo responsable de Medio Ambiente, Océanos y Pesca, explica claramente por qué la transición a una economía circular debe iniciarse lo antes posible: «Solo hay un planeta Tierra y, sin embargo, de aquí a 2050 consumiremos recursos por igual a tres planetas. El nuevo plan hará de la circularidad la norma en nuestra vida y acelerará la transición verde de nuestra economía. Lo que proponemos es una acción incisiva para cambiar la base de la cadena de sostenibilidad: el diseño de productos. Hasta un 80% del impacto ambiental de los productos se determina en su fase de diseño. La transición hacia una economía circular es una apuesta segura cuando se trata de romper con dependencias externas y sacar el máximo provecho de nuestros recursos naturales, mientras impulsamos la competitividad de nuestras empresas y creamos puestos de trabajo sostenibles. Los beneficios superarán, de largo, los costes para las empresas, gracias al ahorro y las nuevas oportunidades de negocio. Convertir los modelos de negocio en circulares, o desarrollar nuevos modelos de producción más eficientes, son dos vías potentes de innovación.»
¿Cuáles son los beneficios de la economía circular?
Beneficio Climático: Si el aumento de temperatura de la tierra supera los 1,5 °C, la situación se volvería aún más crítica. La transición a un modelo económico circular es fundamental para contener los daños del cambio climático, ya que todos estos cambios son generados por el aumento de las emisiones de CO2 a la atmósfera, ligadas inequívocamente a la actividad humana.
Beneficio del consumidor: la estrategia europea se basa en iniciativas para combatir la obsolescencia programada de los productos, mejorar la durabilidad y reparabilidad de los productos y fortalecer los derechos de los consumidores a través de iniciativas como el establecimiento del derecho a la reparación.
Beneficios para las empresas: El sector de la construcción ofrece grandes posibilidades de cambio. Aproximarse a un modelo de economía circular significa innovar procesos, desde la producción hasta el tratamiento de residuos, cambiando la forma de concebir los productos. Hoy en día, en el campo de la construcción, existen cada vez más productos fabricados a partir de material de desecho (el caucho, el plástico, los áridos y la madera, lana de roca y de vidrio). La economía circular es una oportunidad para repensar la construcción en forma consciente y responsable.
La construcción consciente debe tratar de “no generar ni malgastar más recursos de los que positivamente vamos a conseguir, ser capaces de limitar esos impactos negativos favoreciendo los positivos”, confirma Oscar del Río, vicepresidente del Consorcio Passivhaus.
Adaptar los principios de la economía circular en los negocios, cualquiera que sean, va a permitir crear diferentes fuentes de valor para las empresas, de las que se derivan ventajas sostenibles y competitivas:
- Menor riesgo asociado con interrupciones en la cadena de suministro y volatilidad de precios.
- Fuentes alternativas de ingresos vinculadas a nuevos mercados con demanda creciente.
- Reducir los costos de producción a través del desarrollo de suministros circulares y recuperación de recursos.
- Mayor satisfacción del cliente.
- Impulso a la innovación y al crecimiento económico (se estima un incremento del PIB del 0,5%).
- Incremento del empleo.
Gracias a medidas como la prevención de residuos, el ecodiseño (concepto de diseño 100% sostenible y ecológico gracias a la creación de productos ecológicos y sostenibles, desde el principio hasta el final del sistema productivo) y la reutilización de materiales, las empresas europeas obtendrían un claro ahorro y reduciría al mismo tiempo las emisiones anuales totales de CO2: de hecho, actualmente, la producción de materiales creados en la lógica de la economía lineal es responsable del 45% de las emisiones de gases de efecto invernadero.
Economía circular: los próximos pasos
La estrategia y líneas de actuación a seguir se recogen en el Plan de Acción para la economía circular, “EU Circular Economy Action Plan”. El documento, adoptado por la Comisión en marzo de 2020, es parte de la estrategia de transformación de Europa hacia una mayor sostenibilidad y competitividad.
Introduce medidas legislativas y no legislativas dirigidas a sectores en los que la acción a nivel de la UE aporta un valor añadido real, como la electrónica y las TIC, las baterías y los vehículos, los envases, los plásticos, los textiles, la edificación y la construcción, los alimentos, el agua y los nutrientes.
Cambiar no es sencillo, pero ahora es necesario e indispensable.
Cada uno de nosotros tiene una gran cuota de responsabilidad y el primer paso es quizás el más difícil: cambiar la forma de pensar y actuar en la vida cotidiana, olvidando la vieja filosofía del “usar y tirar”, pero centrándonos en el reciclaje y la regeneración. Vivir reduciendo las huellas ecológicas que dejamos.
Realmente no podemos retroceder más.
Cinzia Maggio
Arquitecta BIM Manager, Consultora Sostenibilidad
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